Sur.es 17.09.10 – 01:27 – CARLOS ZAHUMENSZKY
El alto precio de los ebooks y un catálogo miserable frenan el crecimiento del libro electrónico
Los eReaders o dispositivos para leer libros electrónicos eran hasta hace poco un gadget reservado a lectores compulsivos con gusto por la tecnología. La principal barrera que separaba al libro electrónico del gran público ha sido el precio, y es que las versiones de eReader más simples costaban en torno a los 200 euros. Hacerse con un lector algo más avanzado pordía suponer plantarse en los 350 o 400 euros. Todo esto cambió con la llegada del iPad de Apple. La libreta electrónica de la manzana incorpora, entre sus muchas funciones, la de leer libros electrónicos, y muchos lectores se preguntaron para qué comprar un eReader de 350 euros cuando, por apenas 150 euros más tenían un miniordenador como el iPad que permite ver imágenes, vídeo o navegar por Internet.
En España, el mercado de eBooks no disfruta de tan buena salud y los motivos son variopintos. Para empezar, el nivel de lectura es bajo: según el Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros 2009, España tiene un índice de lectura del 55% en la población mayor de 14 años, una cifra aún muy lejana de la de la media europea. Aparte de que se lean pocos libros, la industria de los editores todavía no ve con buenos ojos la llegada del libro electrónico.
Cuestión de precio
Sobre la mesa se ponen argumentos como el temor a los altos índices de piratería que exhiben otras industrias culturales como la discográfica o cinematográfica.
Bajo la mesa se oculta el problema real, y es que el mercado del libro, como el de otras industrias culturales, está hinchado artificialmente por el exceso de intermediarios y el lector paga una novela de 30 euros de los que apenas 3 llegan al autor. En Estados Unidos y otros países, los libros electrónicos cuestan aproximadamente un tercio de su versión de papel.
En España, las primeras iniciativas oficiales de venta de libros electrónicos como la web Libranda, creada por diez grandes grupos (Planeta, Random House Mondadori, Santillana, Wolters Kluwer, SM, Grup62, Roca Editorial, Anagrama, Ediciones Maeva y Ediciones Siruela) caen en el extremo contrario.
Libranda ha recibido no pocas críticas por tener un catálogo ínfimo, por incorporar un sistema antipiratería DRM incompatible con muchos dispositivos, por lo complicado del proceso de compra online y por el hecho de que sus libros sólo son un 20 o 30% más baratos que una edición en papel. A este alto precio se une la habitual torpeza de la administración pública, que ha marcado el IVA del libro electrónico como de un 18%, mientras que los libros tradicionales disfrutan de un IVA reducido del 4%.
Motivo de esperanza
El desembarco de las tablets ha forzado a los fabricantes de eReaders a revisar sus precios a la baja. La última marca la ha establecido un gigante del sector, Amazon, al lanzar el Kindle DX Graphite a 139 dólares (unos 100 euros). El Graphite mantiene la pantalla monocroma de 6 pulgadas pero mejora sustancialmente la nitidez de los textos. El dispositivo aumenta su memoria interna hasta los 4GB, espacio suficiente para guardar unos 3.500 libros. La batería también se ha mejorado y ahora su autonomía dura cerca de un mes. Su llegada coincide con el anuncio de Amazon de que ya venden más libros electrónicos que versiones en papel. Según esta librería digital, por cada 100 volúmenes convencionales, se venden 143 digitales.