En enero de 2010, según las predicciones, debiera haberse producido ya un verdadero arranque del formato electrónico del libro, pero la situación real es bien distinta.
Por un lado, los llamados e-distribuidores, que son los que hasta ahora han pilotado las actividades encaminadas a la implantación del eBook, se encuentran con muy pocos títulos importantes para vender, y por el contrario, más competencia de la que esperaban, ya que son muchas las iniciativas para establecerse en este mercado de la distribución digital.
En otro lado están los editores, que a falta de datos objetivos sobre el mercado de los ebooks, optan en muchos casos por probar con títulos que no han ido bien en papel, con la esperanza de que el ebook obre el milagro. Pero además, de muchos de los libros ni siquiera pueden disponer ya que no tienen los derechos para la venta en el nuevo formato.
Los escritores ven en Internet una pérdida constante de ingresos, por lo que no se deciden a “colgar” sus obras para no facilitar más aún la piratería, ya que comprueban con asombro la facilidad con que se pueden encontrar la mayoría de los títulos más vendidos.
¿Y los libreros? Bueno a ellos pocos les preguntan ¿Qué tiene que ver una tienda que vende libros de papel con un producto puramente digital?
No nos hemos olvidado de la tecnología, de hecho es una parte vital que va a marcar el ritmo de los acontecimientos en los próximos meses. Básicamente el despegue no se acaba de producir por varios problemas, todos relacionados con la forma en que se lee el libro.
Los eReader siguen siendo caros, pero además, cualquiera que intente seguir el nacimiento de nuevos dispositivos, habrá comprobado cómo en los últimos meses hemos visto la llegada o anuncio de más de veinte nuevos, y se espera que continúe el ritmo de crecimiento. De todas formas, la verdadera revolución se espera para el segundo semestre del año, pensando en el horizonte de la Navidad de 2010 como punto álgido para la venta, eso sí, los nuevos dispositivos incorporarán mejoras importantes. Color, conexión inalámbrica, 3G, pantalla táctil, capacidad de escritura… En definitiva, una serie de prestaciones que los conviertan en dispositivos ágiles, y sobre todo, que permitan a su propietario, sea o no usuario de ordenadores, además de manejar con facilidad el eReader, comprar libros y descargarlos. Cuestión que por otra parte no es nada fácil para gran parte de los usuarios, de ahí que muchos ojos se hayan vuelto hacia los libreros, como punto estratégico para asesorar y ayudar a los lectores, y en los próximos meses veremos algunos movimientos en este sentido.
Puede que al final se cumpla esa máxima propuesta en la novela de Lampedusa, hay que cambiarlo todo para que todo siga igual.